El trabajo de Alonso de Toro Introducción: Teatro como discursividad espectacular-teórico-cultural-epistemológica-mediática-corporal analiza temáticas como la teatralidad, escenificación, temas más amplios como la postmodernidad en el teatro, el cuerpo, la postcolonialidad o la hibridez, ubicados en parámetros de la teoría de la cultura. También este texto se refiere a temáticas sobre la alteridad, identidad y del género, de aspectos mediales, históricos, políticos, antropológicos y transculturales. Los enfoques expuestos son principalmente transcultural, transmedial y corporal, con los cuales intenta definir el teatro, no sólo como un espectáculo, sino también como fuente de conocimiento.
El primer término analizado por De Toro es la Postmodernidad en el teatro, éste entendido como una “plurimedialidad espectacular”, que posee carácter autorreferencial en el que se acentúa la espectacularidad conectada a distintas tradiciones, que son recodificadas en un nuevo contexto, que se concreta en el teatro. Es por esto que podemos decir que el teatro actual deconstruye y las antiguas temáticas, donde su significación será concretada por el espectador. Existen cuatro niveles sobre los cuales se puede definir el teatro postmoderno, estos son: un ‘teatro plurimedial o interespectacular’, un ‘teatro gestual kinésico’, un ‘teatro de deconstrucción’ y un ‘teatro historizante’. Además de estos aspectos podemos encontrar varias opciones hibridas o mixtas.
Según el autor en cada obra a la vez se está cuestionando y reflexionando sobre el lugar de partida del acto espectacular. En el teatro postmoderno también se caracteriza por su fragmentación, predominancia del significante, reiteración, desjerarquización de los códigos clásicos teatrales, entre otras, las que permitirían una multiplicidad de interpretaciones. En este tipo de teatro también deconstruye el significado en cuanto a que los personajes mitológicos o legendarios pasan a formar parte de un plano más íntimo, esto incluiría también la recodificación de las temáticas, con lo que se produciría un constante cuestionamiento.
El término Postcolonialidad se refiere a una forma de relectura de la historia que trata de superar tanto aspectos esencialistas como hegemónicos, provocando un entrecruce de culturas. Se preocupa también tratar problemas dentro de una estética semiótico-epistemológica, como un discurso subversivo. Las obras son reinterpretadas desde un ámbito historicista con nuevos códigos lingüísticos, sociales y culturales, que van en contra de los códigos tradicionales., incluyendo temáticas como la marginalidad, la otredad, la alteridad, entre otros.
La Hibridez al servicio del teatro, sería un proceso de mezclas que no es reducible a unidades armónicas, y serviría para generar un constante movimiento en la construcción de significados. Es una categoría que deconstruye sistemas antropológicos, históricos y de género tradicionales, donde la ‘transmedialidad’ y el ‘cuerpo’ se establecen como objetos de representación. Las obras teatrales serían entonces un modelo multicultural en el que se refleja la historia de la sociedad, caracterizado por la fragmentación y segmentación en las imágenes presentadas y en el contenido, sin una relación de unidad aparente.
Los textos teatrales en este sentido están constituidos por elementos visuales, textuales, musicales, cinematográficos, etc. yuxtapuestos en el guión teatral, los que formarían parte de una gran variedad de significados en una obra en la que el espectador es quien construye el significado, por lo tanto, la hibridación teatral implica una ruptura permanente.
Otro de los puntos relacionados con el teatro que De Toro analiza es el Cuerpo, el que se percibe en el teatro como un artefacto híbrido-medial-espectacular, que forma parte de un contexto postmoderno que constituye la materialización de la pieza teatral, pues en él se concreta el deseo, sexualidad y el poder, y todo lo que esto conlleva. Es una fuente de conocimiento, en el cual se plasma la espectacularidad, a través de él se lleva el mensaje al espectador, lo que implica interacciones en vivo.
Por último, la temática de Teatralidad es entendida como cualquier representación estético-artístico-lúdica realizada con el cuerpo y a través de una serie de elementos que ponen en relieve su carácter ritual-artístico. En este sentido poseen un carácter secundario aquellos elementos de naturaleza lingüística o no lingüística empleados en la realización de una acción. Algunas técnicas de representación usadas en el teatro son el montaje, collage, representación de danza, maquillaje, medios electrónicos, mitos, tradiciones, fragmentación, etc. que cumplirían funciones estéticas, políticas, reflexivas o críticas. La teatralidad posee un alto grado autorreferencial, que permitiría constatar rasgos de la vida cotidiana, lo que conlleva una identificación por parte del espectador. El concepto de ‘teatralidad’ implica un intercambio comunicativo, caracterizado por diversas y simultáneas formas de representación.
En la antigüedad, con los griegos, el teatro era un género puro, que no permitía mezclan de ningún tipo, la comedia y la tragedia eran géneros con finalidades completamente distintas, por lo que no se podía incluir episodios trágicos dentro de la comedia o episodios alegres dentro de la tragedia. Sin embargo en la actualidad esta pureza de género no es tal, pues la hibridez en el teatro se puede dar en distintas áreas, por ejemplo en el género, el estilo, en la construcción de sentidos, en las temáticas e incluso en los personajes. Este último punto es el central en mi análisis, pues quiero enfocarme en la relación que se puede establecer con respecto del historicismo frente a la cotidianidad.
Las culturas siempre han tenido la necesidad de crear grandes personajes a los cuales se les puedan atribuir características inhumanas, que todos desearían tener, pero que sin embargo se hace imposible. Pero ¿qué sucede si de pronto nos encontramos con que aquellos héroes sienten y actúan igual que el común de la gente? Lo más lógico es que se destruya el mito. El teatro postmoderno a tomado las temáticas clásicas transportando a sus personajes a escenas más íntimas y cotidianas, el espectador puede percibir que ese héroe creado por la mitología posee también características propias de los seres humanos, por lo tanto el espectador puede ver reflejada en su vida la realidad del personaje mítico.
En cuanto a la historia se provoca una deconstrucción del sentido, pues al colocar a un personaje legendario en la actualidad, viviendo como lo haría cualquier persona, nos permitiría un acercamiento aquello que nos parece tan lejano, una historia de la cual no formamos parte, sino más bien de la que somos sólo un producto acabado. Esta deconstrucción permitiría una nueva lectura de los aspectos históricos, una recodificación e interpretación de ellos.
También podemos analizar los personajes en su hibridación cultural. Al traer a personajes míticos a nuestra realidad y representarlos en el teatro es la posibilidad de que ellos posean un código lingüístico cercano al que nosotros utilizamos. Además los personajes se ven enfrentados a una realidad distinta en la que fueron creados, por lo tanto necesitan una adaptación en cuanto a su forma de vivir y forma de actuar.
Al trasladar a un personaje mitológico a nuestra contemporaneidad, el héroe deviene en un ser inferior, lleno de características propias de los humanos, se muestra de manera íntima, podemos conocer lo que siente y lo que piensa, provocando una cercanía. Ya no existe una visión de estos personajes como seres superiores, sino más bien podemos identificarnos con su problemáticas. La identidad de los personajes míticos se destruye dando paso a una nueva identidad que será la construya el espectador a partir de la representación teatral. Los personajes también son capaces de analizar críticamente su nuevo entorno social, son planteados en problemáticas completamente contemporáneas, por lo que se hace posible que ellos puedan cuestionar el mundo que les rodea.
Es importante también destacar que en el cambio de identidad y contexto de los personajes tradicionales, siempre existe una intertextualidad con el texto original, existe un constante diálogo. Por lo tanto, también la pieza teatral se crea en función de una supuesta realidad preexistente.
A modo de conclusión puedo decir que la hibridación de los personajes tradicionales e históricos, como técnica del teatro postmodernos, nos permite una ruptura de la tradición, instalando en nuestra realidad personajes que fueron creados hace muchos siglos, y que sus características que les hicieron sobresalir según la tradición son enfrentadas a las nuevas características propuestas por el teatro postmoderno. Esta técnica de hibridación también muestra al personaje no sólo en una realidad distinta, sino que también nos muestra una nueva faceta que es aquella íntima, en la cual se nos permite conocer lo que siente y lo que piensa. Todo esto generaría una nueva lectura de la historia, una deconstrucción de los temas tradicionales, una hibridación cultural y un acercamiento entre los personajes míticos y el espectador.
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